Después de la derrota indígena de 1511, las tierras del cacique Agueybaná pasaron a convertirse en el extensísimo Hato de Guánica en la jurisdicción de la Villa de San Germán. Uno de los centros de ese antiguo hato era el sitio conocido como Ojo de Agua. En ese lugar, la familia Quiñones de San Germán fundó la hacienda azucarera llamada Santa Rita.

La hacienda llegó a tener más de 1,800 cuerdas de terreno cultivadas por decenas de esclavos que la convirtieron en uno de los establecimientos azucareros más prósperos del sur de la Isla. La familia Quiñones era considerada una de las más ilustres y respetadas. Varios de sus miembros se destacaron en la política insular, especialmente durante las luchas autonomistas de fines del siglo XIX.

En 1893, luego de casi 100 años a manos de los Quiñones, la hacienda pasó a poder de D. Juan Domingo Mariani quien le cambió el nombre por el de Desideria. Con la bandera francesa sobre su pretil, la casa fue cuartel temporero de las tropas españolas que se enfrentaron a los invasores norteamericanos en los terrenos de la hacienda el 25-26 de julio de 1898. La primera escaramuza de la Guerra Hispano Americana en Puerto Rico se peleó en terrenos de la Hacienda Santa Rita.

En la hacienda se asentaron también oficiales importantes de la South Porto Rico Sugar Company, tales como su Vicepresidente, Mister Dillingham. En Santa Rita se firmaron los primeros convenios de compra de haciendas y arrendamiento de cañas a la Central Guánica. Corría el año de 1901 y la hacienda se convirtió en la Colonia Santa Rita. En este sitio también se consumó la iniciativa de declarar a Guánica municipio independiente de Yauco mediante el llamado Acuerdo de Santa Rita firmado en ese lugar en el año de 1912.

Por cerca de medio siglo, la hacienda perteneció a inversionistas neoyorquinos propietarios de la South Porto Rico Sugar Co. Finalmente en 1953, los dueños de la Hacienda ceden temporalmente su uso a la recién fundada Congregación de Hermanas Dominicas de Fátima, fundada por Madre Dominga Guzmán, una orden netamente puertorriqueña. En 1962 la propiedad es vendida a la Congregación y vuelve a manos puertorriqueñas el antiguo sitio del Ojo de Agua, esta vez para ser manantial de amor y fe

La casa vivienda original consistía de un rectángulo amplio con gruesos muros de mampostería y un anexo con arcadas probablemente utilizado para las bestias de carga o como almacén. Más tarde se le adosó un martillo y una segunda planta. Poco antes de la Guerra Hispano Americana, Mariani le añadió el balcón de hierro colado que circunda toda la casa.

Otra de las estructuras que se conserva es un edificio alargado tipo cuartel, llamado cochera, que era probablemente usado como dormitorio de los esclavos y posteriormente, de los peones. Quedan también restos del muro que rodeaba todo el batey de la hacienda y las ruinas de la gigantesca Casa de Máquinas. Del periodo en que la hacienda fue colonia de la Central Guánica quedan algunas estructuras residenciales con sus jardines y otros edificios administrativos.

Para desarrollar el proyecto de restauración de la hacienda se nombró una comisión de ciudadanos y amigos de la Congregación de Hermanas Dominicas de Fátima, quienes tienen la tarea de realizar el mismo. La Comisión Pro-Restauración de la Hacienda Santa Rita está presidida por el líder cívico D. Antonio Rodríguez Zamora. El señor Rodríguez es un exitoso industrial y hombre de empresas que se ha distinguido por su dinamismo, bondad y calor humano. A los efectos de encauzar por sendero justo el proyecto que se ha contemplado, la Comisión estará realizando diversas actividades.

La casa principal de la Hacienda que se está utilizando actualmente de vivienda para las Hermanas Dominicas de Fátima, exigía una completa y urgente rehabilitación. El proyecto de intervención en la casa principal, dirigido por el Ing. Jerry Torres consistió de una obra de rehabilitación y restauración total para devolverle a la estructura el ilustre pasado acomodándola a las necesidades y funciones presentes. Queda todavía el proyecto de rehabilitar el edificio de la cochera, actualmente sin uso, para convertirlo en espacios amplios para talleres, reuniones y actividades para el público en general. Como parte integral de la intervención, se contempla restaurar el jardin interior de la casa principal. Rogamos a todas aquellas personas interesadas en nuestro patrimonio histórico y en su conservación que aporten su granito de arena para que las Hermanas Dominicas de Fátima puedan llevar adelante, no sólo su proyecto de conservación, si no y más importante, la labor social que realizan en un época tan dificil como la presente.