1898 La Guerra Hispano Americana en Puerto Rico

Breve relato de la Guerra Hispano Americana en Puerto Rico

(condensado del Diccionario Histórico Bibliográfico Comentado

de Puerto Rico, de Adolfo de Hostos)

""Imagínese ver, decía, de un lado un macilento y pobre viejo, de modestas vestiduras y de altiva presencia y noble gesto, lento el pie e incierto sobre lo que era suyo; imagínesele con una anticuada arma al cinto, y ahora véalo enfrentarse a un coloradote mocetón, de atlética figura, cargado con flamantes armas, que tenía tras de sí un ejército doblemente superior al de su contrincante, una escuadra para él invencible, tremendos explosivos, auxiliares mecánicos y eléctricos y buena transportación, y tenía, detrás de nuestro horizonte, una montaña de oro y un pueblo cuyo espiritu sólo empezaba a corromperse por el imperialismo militante"

-Un testigo de la "batalla de Guánica" (combate de Yauco) confesando su atroz sufrimiento al contemplar el trágico contraste entre los combatientes en la desigual lucha-

 

El primer disparo de la guerra en Puerto Rico

El 10 de mayo de 1898 a las 12:10 pm, el capitán Angel Rivero Méndez dispara sobre el Yale que está a 9,000 yardas de distancia con un cañón Ordoñez. El disparo cae corto rebotando y cayendo finalmente al mar.

El bombardeo a San Juan

A las 5:l5 de la madrugada del 12 de mayo de1898, el acorazado Iowa, de la flota norteamericana operando en aguas de Puerto Rico, que mandaba el almirante W. T. Sampson, comandante de las Fuerzas navales del Atlántico del Norte, abrió las hostilidades, disparando el primer cañonazo contra el Fuerte del Morro, dando así principio a un bombardeo exploratorio de las baterías de las defensas del puerto y para cerciorarse de la presencia de la escuadra del almirante Cervera en la bahía de San Juan, que duró exactamente 2 horas 19 minutos. La flota atacante consistía de 2 acorazados, el Iowa y el Indiana, un crucero acorazado, el New York, buque insignia de Sampson, dos monitores, el Terror y el Amphitrite, y dos cruceros, el Detroit y el Montgomery. Todos armados con 164 cañones.

De las baterías de tierra sólo se pudieron utilizar 28 piezas, de calibre inferior a los de la mayoría de las piezas del enemigo. Sólo 8 minutos tardó la Plaza en contestar el fuego enemigo, disparando una batería situada sobre el macho del fuerte San Cristóbal al mando del capitán Angel Rivero, que luego algo se generalizó por el frente murado que mira al mar, mientras la flota enemiga seguía disparando principalmente hacia la bahía, por encima de la ciudad, ejecutando tres circuitos de oeste a este, a la largo de nuestra línea de fuego. Las bajas del enemigo sólo fueron 9, dos muertos y 7 heridos. Bajas españolas y puertorriqueñas: la Plaza sufrió 36 bajas, 2 muertos y 34 heridos; la población civil 20, cuatro muertos y 16 heridos, haciendo un total de 56 bajas. Los daños materiales a la ciudad fueron insignificantes; dos balazos de ametralladora penetraron en el Asilo de Beneficencia; un lienzo del muro norte del cuartel de Ballajá, del segundo y tercer piso fueron destruidos; un agujero en la parte alta de la fachada de la iglesia de San José; un proyectil perforó un grueso muro del San Cristóbal y otros destrozaron unos cuantos metros de mampostería. El Castillo del Morro sufrió, comparativamente, los mayores desperfectos; aunque no afectaron su utilidad; un proyectil se alojó en la bóveda de la batería baja. Los daños al caserío también fueron de poca importancia, puesto que el fuego enemigo no se dirigía a él.

El combate entre el Terror y el Saint Paul

Siguió a esta primera operación, el 22 de junio, el ataque por el crucero español Isabel II al crucero Saint Paul. Enorme gentío trepado sobre las murallas, presenció la inútil lucha, puesto que el Isabel II hacía fuego a un enemigo que estaba fuera de su alcance, sin abandonar la protección de las baterías de tierra que las conservaba muy cerca. Salió del puerto el destructor Terror para auxiliar al Isabel II, con tan poca suerte que al enfilar el enemigo, éste abrió fuego con todas sus baterías, poniendo rápidamente al destructor fuera de combate y obligandole a refugiarse en el puerto. -Ver Lista de bajas-

El ataque al Antonio López

Poco antes de las once de la noche del 27 de junio de 1898 fue informado el capitán de navío don Eugenio Vallarino, comandante naval de la Isla, por el gobernador Macías, que el transatlántico Antonio López llegaría alrededor de esa misma fecha, cargado con el material de guerra que había sido solicitado para reforzar las defensas de la Plaza. Vallarino leyó el despacho, y, según afirma el capitán Rivero se fue a dormir. Al amanecer del día siguiente el Antonio López estaba a la vista del puerto hacia el oeste. En ausencia de instrucciones, el vigía de San Cristóbal anunció al Antonio López, impartiendo así el aviso al Yossemite, buque bloqueador, un vapor mercante armado. Cuando el Antonio López estaba a la altura del Dorado, el Yossemite, situado cerca del Morro, comenzó a cañonearlo, compeliéndolo a vararse en la Ensenada Honda. Todo esto ocurría mientras el Yossemite maniobraba dentro del alcance de las baterías del Morro, que permanecían silentes, por falta de instrucciones.

Los tres cañoneros españoles, el Isabel II, el General Concha y el Ponce de León, habían pasado la noche fondeados, el primero, en el canal; los otros, en la bahía. No habían recibido órdenes de proteger al Antonio López. Cuando las recibieron y se hicieron a la mar, ya el Yossemite había cumplido su misión. Sin ser molestado por el Yossemite, se procedió al alijo del Antonio López, bajo la dirección del capitán de artillería don Ramón Acha Caamaño, nacido en Puerto Rico. El material de guerra salvado era considerable: 10 piezas de artillería, municiones, medio millón de raciones de tropa e innumerables accesorios. Esta vez fue el comandante del Yossemite, Mr. W. H. Emory, quien se quedó dormido.

Explosión del polvorín de Miraflores

El 14 de julio en el muelle del polvorín de Miraflores, que estaba localizado en los terrenos donde hoy ubica el Centro Gubernamental Isla Grande (antigua base naval), ocurre una explosión debido al descuido de uno de los trabajadores que estaban cargando pólvora antigua para arrojarla al mar. Como resultado de la explosión mueren 18 personas y 3 son heridas. -Ver lista de bajas-

Desembarco en Guánica y el combate de Yauco

Bajo el mando del mayor general Nelson A. Miles, las tropas invasoras llegaron frente a Guánica a las 5 de la mañana del 25 de julio. Entró al puerto el cañonero Gloucester que echó a tierra 28 marineros exploradores, con un pequeño cañón al mando del teniente Huse. A las nueve de la mañana izó la bandera norteamericana en una destartalada casa de la aldea. Detrás del Gloucester entró al puerto el acorazado Massachusetts, seguido por todos los transportes. A las 5 de la mañana del día siguiente los españoles atacaron con tres compañias del batallón Cazadores de la Patria, al mando del teniente coronel Francisco Puig, a las tropas de desembarco mandadas por el general Garretson. Tras breve escaramuza se retiraron las fuerzas españolas, obedeciendo órdenes superiores, habiendo sufrido diez bajas y causado cinco a los norteamericanos. Este fue el cuadro que se repitió hasta la hora de la victoria durante la breve, y militarmente insignificante campaña del general Miles en Puerto Rico.

El coronel Puig se retiró a Arecibo, fue indebidamente relevado del mando, como si un solo hombre hubiera podido enmendar los errores de un pueblo en un par de semanas, y se suicidó el 2 de agosto de 1898. El 27 de julio las fuerzas de Garretson ocuparon, sin resistencia, el pueblo de Yauco. El 4 de agosto las tropas del general Henry, que incluía la brigada Garretson, entró en Ponce, encontrándola ocupada por las fuerzas del general Wilson que habían llegado allí hacía una semana y que había pactado con el cuerpo consular de Ponce la evacuación de la ciudad por la pequeña fuerza española, el 27 de julio. A la mañana siguiente fue izada la bandera norteamericana en el Ayuntamiento, y tras este acto apareció la proclama de Miles, general en jefe del Ejército de los Estados Unidos y de operaciones en Puerto Rico.

El combate de Coamo y el combate del Asomante

El 7 de agosto avanzó hacia Coamo la brigada del general Ernst, precedida por una batería. Tras un corto tiroteo los españoles abandonaron sus trincheras y los norteamericanos entraron a Coamo el día 9. Siguieron hacia Aibonito por la carretera militar, y en la salida de Coamo se encontraron con la retaguardia de las fuerzas españolas que protegían la evacuación. En el intenso tiroteo que mantuvieron los hombres del regimiento Cazadores de la Patria murieron como héroes, el comandante Martínez Illescas y su segundo, el capitán Frutos López -Ver lista de bajas-. El abanderado abandonó el pabellón de su batallón y sus compañeros se rindieron y fueron aprisionados, con excepción de unos cuantos soldados que, negándose a hacerlo, escaparon cerro arriba. Los españoles eligieron entonces como punto de resistencia las trincheras del Asomante, situadas a media ladera de un monte, que dominaba varios kilómetros de la carretera central. Disponíase para defenderla de 1.280 infantes, 70 caballos y dos pequeños cañones con sólo 80 balas, todo al mando del teniente coronel Francisco Larrea. Con tan mezquinos medios se enfrentaron el día 12 de agosto al avance de la brigada del general Ernst que contaba con 6 cañones de tiro rápido. En esta acción perdieron los norteamericanos 2 oficiales heridos, 2 soldados muertos y 3 heridos, total 7 bajas; los españoles 1 ó 2 heridos.

Otras operaciones en el mes de julio

La expedición del mayor general John R. Brooke, consistente de 6 buques, 152 oficiales y 5.444 hombres, 16 cañones de campaña, más 2 dinamiteros, 330 caballos, 72 mulas, municiones de las 3 armas, abundantes raciones para hombres y animales y equipo de todas clases, llegó a Guánica el 31 de julio, ordenando el general Miles a Brooke la inmediata captura del pueblo de Arroyo, la que se efectuó al día siguiente con sólo solicitarla un oficial subalterno, el teniente teniente Wainwright, de la Armada. Cierto es, que había sido ordenada por el capitán Capitán General Macías la evacuación previa de Guayama, así como la defensa de las lomas de Guamaní, a 3 millas de esa ciudad. Tratábase de un "gesto de honor" o nueva tentativa de obstaculizar el avance de los invasores, defendido por unos 400 hombres en Guamaní, al mando del Comandante Julio Cervera. Mientras tanto, exigió Brooke la rendición de Guayama, que lejos de discutirla el alcalde, dio la bienvenida a su emisario, el 5 de agosto. Sin embargo, choques con la guerrilla del capitán Acha que merodeaba por allí, causaron al enemigo 4 heridos, teniendo los españoles 2 muertos y 15 heridos. Quedando pendiente la amenaza del puesto de Guamaní, decidió el general Brooke, el 12 de agosto, como en el caso del Asomante, flanquearlo, encomendando esta misión al 4to. Regimiento de Ohio -Ver lista de bajas-. Pero, estando el general Miles gracias al servicio de su Cuerpo de Señales, en comunicación telegráfica con todas sus brigadas, al transmitirles la noticia de la firma del armisticio por ambos gobiernos, ordenó la inmediata suspensión de todas las operaciones.

Las operaciones por el oeste de la lsla

A fines de julio continuaban llegando tropas invasoras a Guánica. El 31 llegó el General Teodore Schwan con casi 3.000 hombres a quien se le ordenó desembarcar en Ponce. Cinco días después, Miles le ordenaba salir para Yauco con un regimiento de infantería (el Nº 11), un escuadrón de caballería (del 5to. Regimiento), y dos baterías de campaña, en cuya población le agregó otra, haciendo un total de 1.447 hombres. Con estas fuerzas el General Schwan ocupó Sabana Grande, pasó por San Germán y al llegar cerca de Hormigueros fueron ligeramente tiroteados por los escuchas españoles, quienes prontamente se batieron en retirada. Un poco más adelante, al acercarse a un puente de hierro sobre un tributario del río Rosario, los españoles abrieron fuego desde una loma. El fuego de la mosquetería era intenso en ambos lados, pero no producía bajas. Al agotarseles las municiones a los españoles, se retiraron hacia el Cerro de Las Mesas. -Ver lista de bajas-

Lo que ocurrió inmediatamente después de la captura de Hormigueros, continuó ajustándose a la característica de la campaña entera de Puerto Rico, comparable a una maniobra de guerra en tiempos de paz en la que una fuerza inferior se batía en retirada desde un principio, ante una fuerza superior. Así, lo que pudo hacer el coronel Julio Soto con sus 1,516 hombres y dos cañones para defender la ciudad de Mayagüez contra la brigada de Schwan, fue concentrarse en el cerro de las Mesas. Como hubo discusión en cuanto a este movimiento, Soto llevó de nuevo su gente a la ciudad, cuando cambió de opinión y la mandó a acampar en el camino de Las Marías, retirándose aún más del enemigo. Al día siguiente el Capitán General le ordenó salir para Lares, continuando en seguida para Arecibo, orden que dejaba indefensa la ciudad de Mayagüez y que confirmaba por centésima vez la incapacidad material de la Madre Patria para defender a su hija, agotada como estaba en la Guerra de Independencia de Cuba. El 11 de agosto de 1898 la brigada Schwan entró en Mayagüez.

La marcha a Lares fue interrumpida por la creciente del río Guasio y agravada por la persecución del enemigo que ya estaba en Las Marías y que precipitó la casi total desbandada de la columna del coronel Soto, ya muy afectado por una caída que sufriera éste al querer cruzar un puente, caída que lo puso fuera de servicio. El día 13 cayó prisionero de los norteamericanos y conducido a Las Marías, donde fue atendido por un médico militar del enemigo. El resto de la columna emprendió la retirada y llegó a San Juan vía Arecibo, casi indemne.

Parece innecesario ofrecer detalles de la operación encomendada al general V. Henry de completar la ocupación de la mitad del Oeste de la Isla, marchando desde Ponce a través de la Isla, vía Adjuntas y Utuado hasta Arecibo. Es innecesario porque durante esta operación que comenzó el 6 de agosto y terminó en los momentos en que se firmaba el armisticio, no se llegó a disparar un solo tiro.

El fin de la guerra

El 12 de agosto de 1898 se firma el protocolo de paz entre España y Estados Unidos terminandose las operaciones de guerra en Puerto Rico el 13 de agosto.

El 27 de septiembre se dio comienzo a la entrega progresiva a los americanos de los municipios que todavía estaban en manos españolas completandose dicha operación el día 18 de octubre, último día de la presencia de tropas españolas en Puerto Rico.


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