ARTlLLERíA RAYADA DE AVANCARGA (1845- 1867)
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la introducción del rayado del ánima (pared interna) y las mejoras tecnológicas, traen consigo numerosas innovaciones que provocarían una auténtica revolución, no solo en la estructura de las bocas de fuego, sus montajes y los proyectiles, sino también en su propia utilización táctica en el combate.
Desde el siglo XVII se habían hecho algunas tentativas para sustituir los proyectiles esféricos por los oblongos o alargados, pero su aceptación definitiva es simultánea con el rayado del ánima. En 1845 el oficial de Artillería del ejército piamontés Giovanni Cavalli propuso el empleo de proyectiles alargados dispuestos para tomar un movimiento de rotación alrededor de su eje por medio de dos salientes, tetones, que entraban en otras tantas estrías o rayas trazadas en hélice en el ánima de la pieza, idea que aplicó a un cañón de hierro de grueso calibre.
La forma del rayado depende del sistema que tenga el proyectil
para ser conducido por las rayas: primero fué el de "tetones"
(Fig.1), luego de "envuelta de plomo" (Fig.2), despues
los de "aros de cobre" (Fig.3) y "bandas"
(Fig.4). El número y forma de las rayas del ánima
sufrieron diversas modificaciones, a medida que se hacían
nuevos estudios y experiencias. Para campaña se adoptaron
en principio seis rayas trapezoidales (Fig.1).
Un sistema ciertamente curioso, fué el inglés Withworth, que dió a sus proyectiles una forma cuya sección transversal era un hexágono regular (Fig.5). Los carlistas adquirieron unas 70 piezas de campaña (batalla y montaña), que dieron excelente resultado, y debido a la forma del proyectil empezó a llamársele "pepino", y "pepinazo" a sus efectos, expresión que ha llegado hasta nuestros días aplicándose para cualquier tipo de proyectil.
En 1858, en España se tiene certeza sobre la introducción del rayado en Italia y Bélgica, y que en Francia se trabaja de modo activo, así como la adopción en Inglaterra del cañón rayado de Armstrong, y se dispuso que en las Fábricas de Trubia y de Sevilla se procediese al ensayo del rayado, bajo la dirección de los Generales Elorza y Domínguez, respectivamente. En Trubia se rayaron cañones de hierro y en Sevilla de bronce.
Desde 1856 ya se fundían sin asas y en 1859 se ordena que los calibres de todas las piezas se expresen en cms, abandonando las libras de peso de la bala para los cañones y las pulgadas para obuses y morteros.
Las primeras piezas rayadas de que se dispuso, fueron
de a 4 libras (8 cms al rayarla) de batalla (Fig.6), a la que
siguieron el cañón corto del mismo calibre para
montaña (Fig.7) y el de 12 cms de posición, de bronce
y de avancarga, fabricadas en Sevilla,
y constituyeron la primera artillería
rayada que actuó en combate, en la Campaña de Marruecos
(1859-1860).
Debido a la escasez de recursos económicos asignados al Ejército, que no permitía la adquisición de piezas de acero suficientes y la escasa capacidad tecnológica, que solo evolucionaría gracias a los esfuerzos del Cuerpo de Artillería y de sus Fábricas, se reforman las piezas en uso, de bronce y hierro, rayándolas o bien fundiéndolas de nuevo y rayándolas después, en vista de la facilidad con que podía efectuarse esta transformación incluso con los materiales de bronce más antiguos. Por la Ordenanza emitida en 1866 se agrupan las piezas en dos categorías: las de fabricación corriente, preferibles para las dotaciones de las unidades, que comprendían cañones de bronce lisos y rayados para Artillería de Plaza, rayados para Sitio, Campaña y Montaña, de hierro lisos para Costa y las piezas que, siendo aún utilizables se suspendía su fabricación. Todos ellos de avancarga.
ARTILLERIA RAYADA DE RETROCARGA
Como consecuencia del rayado, hacia 1860 comenzaron a aparecer en los ejércitos europeos piezas de RETROCARGA de diferentes tipos, fundadas en el cierre de cuña o en el de tornillo.
Desde muy antiguo se habían experimentado piezas de retrocarga que no pudieron prosperar. El piamontés Cavalli, por ejemplo, propuso un cierre de cuña, y hubo muchos inventos más. El más antiguo cierre que se utilizó fué el del sueco Wahrendorffque ideó un cierre de émbolo y cerrojo transversal hacia 1840, y este sistema se adoptó en Prusia, Austria, Francia y Bélgica para las piezas de sitio y plaza.
El cierre es un aparato que permite cargar la pieza por la culata y para ello debe cumplir una doble función: resistir la presión de los gases producidos en la combustión de la pólvora y obturar la parte posterior de la recámara para evitar el escape de dichos gases.
Los aparatos de cierre que se generalizaron fueron:
Los CIERRES DE TORNILLO están constituídos
por un bloque cilíndrico o troncocónico de acero,
con varios sectores lisos y otros roscados, que entra a rosca
en el alojamiento de la culata. El de tornillo cilíndrico
lo adoptó la casa francesa Schneider (Fig.8) y de él
se derivaron los españoles Plasencia,
Díaz Ordóñez, Onofre
Mata, Verdes Montenegro y Alvarez de Sotomayor. Otros tipos los
emplearon las casas inglesas Armstrong, Vickers y Maxim-Nordenfeld
que después adaptaron los artilleros españoles Munáiz
y Argüelles.
Los CIERRES DE CUÑA están formados por por un bloque prismático o cilindro-prismático de acero en forma de cuña, que se introduce en una mortaja practicada en la culata de la pieza. El cierre de cuña cilindro-prismática (Fig.9) fué el que adoptó la inigualable casa Krupp de Essen (Alemania).
El primer cañón de retrocarga que tuvo nuestra
Artillería fué el Krupp de 8 cms largo, de acero
fundido, con doce
rayas, montado en cureña de madera, de gualderas corridas
(Fig. 10). Tenía un alcance máximo de 3450 mts.
Se compraron en Alemania a finales de 1867 y en septiembre de
1868 los empleó por primera vez el General Pavía,
marqués de Novaliches, que llevaba 28 de ellos de dotación
en el 4° Regimiento Montado, frente a las tropas del General
Serrano, duque de la Torre, en la batalla de Alcolea.
El General Elorza, que tanta parte tuvo en la transformación de nuestro material, propuso la fabricación de un cañón de bronce de 8 cms de retrocarga, igual a los de Krupp pero más corto, que se realizó en Sevilla y resultó similar a los de acero y fué reglamentario en diciembre de 1869.
El Comandante Plasencia, durante
la 3a Guerra Civil (1872-1876), desarrolló un cañón
de acero Krupp de 8 cm. para montaña (Fig.11), de
retrocarga, con cierre de tornillo, con el que se logró
superar a la artillería carlista que hasta entonces dominaba
gracias a los cañones ingleses Withworth.
El rayado de los cañones de bronce sufría un desgaste considerable, por lo que, en 1874, se comienzan a fabricar tubos de bronce comprimido o bronce-acero, de mucha mayor dureza, inventado por el Coronel austríaco Uchatius.
Por la misma razón, en las piezas de hierro fundido de grandes calibres, se empleó el sistema de "zunchado" o "sunchado", que consistía en colocar alrededor del tubo varios manguitos que aumentaban su resistencia.
Al fin de la Guerra Civil Carlista se inician dos décadas marcadas por un gran desarrollo de la industria artillera en España y gracias a los ilustres Jefes y Oficiales del Cuerpo, ya citados, se consigue dotar a las unidades de excelentes materiales de fabricación nacional.
Así Alvarez de Sotomayor, propuso, en 1880, un sistema completo de piezas de campaña, del que se fabricó en serie la de 8 cms, que dió magníficos resultados y con las que se dotó a las baterías a caballo y regimientos montados.
Para la artillería de sitio también se fabricaron piezas rayadas de bronce comprimido, proyectadas por Plasencia, Verdes-Montenegro y Onofre Mata (varios modelos en la Sala de Maquetas de Campaña, que se declararon reglamentarias en 1891.
LOS PROYECTILES.
Aunque en su forma exterior los proyectiles pueden ser iguales, en su interior, podían adoptar las slgulentes dlsposlclones:
- GRANADA ORDINARIA y sus variedades: de segmentos, de doble
pared de segmentos estrellados y la incendiaria. Los segmentos
eran unos discos de hierro, divididos por surcos radiales que
producían mayor número de cascos que la granada
ordinaria, la de mayores efectos era la de segmentos estrellados
(Fig.12), proyectada en 1875 por el austríaco
Coronel Uchatius, la cual imitó Krupp y también
se adoptó en España.
- El SHRAPNELL (Fig.13) o granada de metralla, que esparcía balines al producirse la explosión de su carga interna, comenzó a usarse en Europa hacia 1860 y su antecesor el BOTE DE METRALLA (Fig.14) que lanzaba sus balines al romperse, sin llevar carga explosiva.
- La GRANADA PERFORANTE (Fig.15), empleada para batir corazas, surgió al aparecer los primeros buques acorazados, las primeras fueron cilíndricas de cabeza plana (A), pero pronto se substituyeron por la cabeza ojival (B).
- La granada-torpedo granada rompedora o actualmente PROYECTIL ROMPEDOR, de gran efecto por utilizar alto explosivo en su carga interna.
- LOS MONTAJES. También en los MONTAJES se acusan grandes
progresos, la cureña inglesa de madera (Figs. 6 y 7) fué
reformada sucesivas veces y ya los primeros cañones Krupp
introducen la cureña de doble mástil de dos gualderas
corridas (Fig.10) y a continuación, con objeto de aumentar
su resistencia, se empiezan a emplear cureñas de chapa
de hierro o de acero, adoptada en España en 1874, también
de dos gualderas corridas (Fig.11), con sistema de puntería
de tornillo o de arco dentado y piñón. También
se adoptan para sitio, pero con muñoneras altas y para
los morteros se emplea el atuste de rastra con gualderas en forma
triangular (Fig.16) y aparato de puntería de arco dentado
y piñón.
- EL ORGANO ELASTICO. Uno de los problemas que quedaban por resolver era absorber la fuerza del retroceso en el disparo. En los montajes rígidos se disminuía algo el retroceso por varios procedimientos, cuñas o zapatas, rastras o mediante el enrayado atando los radios de las ruedas a las gualderas de la cureña, haciendo retroceder la pieza por planos inclinados, etc.
Con la introducción del órgano elástico, compuesto de FRENO y RECUPERADOR, aparecen los montajes llamados de deformacion que sustituyen a los montajes rígidos utilizados hasta entonces.
El freno es un elemento que absorbe la fuerza del retroceso y el recuperador proporciona la fuerza necesaria para regresar el tubo a su posición de bateria y poder efectuar un nuevo disparo sin mover la pieza para restablecer la puntería. Ambos van colocados entre la masa reculante (boca de fuego) y la masa fija (cureña). Los sistemas más empleados fueron el freno hidráulico y recuperador hidro-neumático o también de muelles.
Esta innovación, más la introducción de la vaina metálica para la carga de proyección las mejoras en el trazado exterior de las piezas y proyectiles, el perfeccionamiento de los aparatos de puntería, las nuevas pólvoras progresivas sin humo y los explosivos rompedores, dieron lugar a la denominación de materiales de tiro acelerado y después los de tiro rápido que emplean el goniómetro de pieza para la puntería.
Con el objeto de renovar el parque artillero y ponerlo
a la altura de los ejércitos europeos, en 1901 se adquirieron
piezas de 7,5 cms de tiro acelerado, que comprendían cañones
de la casa Krupp alemana, y los franceses Darmancier pesado de
Vickers-Saint-Chamond (Fig.17) y Schneider. Todos ellos de características
similares, con un alcance eficaz de 5,000 mts.
A pesar de la importante mejora, la puesta en servicio de los
materiales de tiro acelerado no había sido totalmente satisfactoria
por lo que se optó por la adquisición de piezas
de tiro rápido con órgano elástico y goniómetro
de pieza para la puntería, recayendo la elección sobre el cañón
Schneider de 7,5 cms, con freno y recuperador, montaje de deformación
y escudos para la protección de los sirvientes, que se
declaró reglamentario en 1906, adquiriéndose también
con sus armones, carro-observatorio y patente de fabricación.
Al año siguiente se compró también a la misma
casa el cañon de 7 cms de montaña (Fig. 18) y a
continuación comenzaron a fabricarse en Sevilla.
A partir de 1917 se intentó dotar a la artillería de mayor potencia de fuego con materiales más modernos y de mayor calibre y así se le dotó del obús Vickers para campaña de 10,5 cms, y los Schneider, obús de 15,5 cms y el de 10,5 cms de montaña.
Todos estos materiales estuvieron en servicio hasta después de la Guerra Civil 1936-1939.